Contenido y proceso

A mí me parece que hay dos lados en nuestra enseñanza y la formación en la iglesia. El primero es el contenido, la sustancia de la fe. El otro es proceso, lo que hacemos como seguidores de Jesús. 

La mayoría del material que he visto para las personas que están comenzando su vida cristiana se centra en el contenido, con preguntas como: ¿Quién es este Dios?, ¿Como es el hombre? y ¿Quien es Jesucristo?, sólo para mencionar algunos. Fueron escritos de acuerdo con diferentes formas de aprender: algunos han sido  libros normales, tal vez con una guía de estudio después de cada capítulo, algunos son más para escribir y llenar espacios en la materia, algunos son materiales para grupos etc. Pero todos ellos están orientados a transferir lo más contenido como sea posible adentro de las cabezas de la gente.

La suposición es, probablemente: "Si ellos lo entienden, ellos lo harán." La filosofía preferida de los maestros , verdad? :-)

Ahora me gusta enseñar, leer y todo eso. Soy un hombre de contenido. Realmente me gustaría que el mundo podría funcionar de la manera anterior. De esta manera sólo pudiéramos hacer un mejor power-point, usar una mejor ilustración, o utilizar el teatro, el arte y la música para transferir nuestro contenido de forma más eficaz o impactante.

Pero no parece ser así. A mí me parece que las temas clave para una vida cristiana dinámica no dependen de contenido. Lo que realmente cambia la vida en el largo plazo es aprender algunos procesos claves. Las "Como" -preguntas, como hago las cosas.

Lo que realmente cambia la vida en el largo plazo es aprender algunos procesos claves.

Por ejemplo: la oración. Muy importante. Una característica clave de una vida con Dios. El enfoque tradicional es contenido: ¿Qué creemos acerca de la oración?, las fundaciones en las Escrituras, las promesas, diversas formas de peticiones, etc Todos muy válidos. Sin embargo, en estos días me parece que las preguntas clave acerca de la oración no son las de teológia, sino las preguntas de "cómo", las preguntas. ¿Cómo puedo orar? ¿Qué se siente? ¿Qué debo hacer con el flujo de pensamientos en mi cabeza? ¿Es mi actitud aceptable? Preguntas como éstas no están dirigidas a contenido, en qué creer, pero en el proceso, ¿cómo lo hago? Y en el largo plazo, si no aprendo el proceso de la oración, el contenido no me va a ayudar. Podríamos continuar: el perdón, leer la Biblia, servir, todas áreas importantes donde el factor clave en el largo plazo es un proceso, no el contenido.

Así que lo que estoy aprendiendo de todo esto? Balancear el contenido y el proceso, pero priorizar proceso. Creo también que la excesiva enseñanza es perjudicial en el largo plazo. Esto nos embota y nos hace sentir como ya sabemos las cosas, y peor aún, que ya practican las cosas. Así que voy a apuntar a la práctica, hacer las cosas con la gente y intentar refrenar mi amor por contenido.