El otro día me encontré con algunos pastores y uno de ellos compartió que él estaba trabajando con el libro La Iglesia con Proposito por Rick Warren. Pero, ha añadido rápidamente, lo que hizo fue que él estaba predicando el contenido en los cultos. Reflexioné en esta después, porque creo que es algo que hacemos con frecuencia, como líderes. Nos enseñamos, explicamos las cosas, los libros hemos leído, o vamos a conferencias y seminarios y escuchamos acerca de temas. Pero en realidad no lo pusimos a la práctica.
Por ejemplo: Es una cosa leer La Iglesia con Propósito y enseñar los conceptos, es algo completamente diferente la aplicación de la filosofía de ese libro, la manera de hacer las cosas que describe.
Al reflexionar más a mí me parece que uno es el trabajo de un Maestro, un explicador, y la otra es el trabajo de un Líder, o tal vez Apóstol. Dos enfoques diferentes, dos personalidades diferentes. Y debido a que en la historia de la iglesia que han enfatizado Pastores y Maestros, cuidadores y explicadores, nos resulta más fácil hablar de cosas en vez de hacer las cosas. En realidad no esperamos que las cosas cambien, a pesar de que podría hablar sobre el cambio. Una manera de hacer las cosas como el libro de Warren describe, o cualquier otra forma de verdad, requiere de toda la iglesia a cambiar de una manera muy profunda. Es un trabajo duro. Pero parece que es un trabajo que tenemos que hacer si las iglesias se van a evolucionar y crecer.
Estamos tratando de hacer eso ahora. Poco a poco introduciendo nuevas formas de pensar, mostrándolas, repitiéndolas un millón de veces, porque eso es lo que se necesita. No utilizamos el modelo de Warren, pero tenemos una idea bastante claro lo que queremos ver. Hablando es sólo una parte del proceso, la práctica es la clave.
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